Siempre había presumido de rodillas duraderas, capaz de girar, rotar y flexionar de un lado para otro y de aquí para allá , como un muñeco articulado y sin padecer ninguna molestia en sus 46 años de historia anatómica- fisiológica, pero... llegó la hora de mi queja.
Tras mi última visita traumatológica, previa RM, debido a la imposibilidad de correr en el mes de enero por una cojera de las que se mete la oreja en un charco, tengo el regalo de estrenarme con la siguiente conclusión tras la prueba diagnóstica: édema óseo en meseta tibial interna ( pienso que por la caída en el trail de las Palomas ), condropatía femoropatelar grado II ( eso es que vas para viejo ) y rotura del menisco externo en múltiples partes, tipo puzzle de Torre Eiffel pero con 2500 piezas ( origen desconocido y vete tú a saber desde cuando ).
En la visita al especialista, la cual no tuvo desperdicio, el doctor me atiende y me dice lo siguiente en 60 segundo; los 30 primeros: " artroscopia, clarísimo, a operar ( mirando el documento en 3 segundos)". El resto de los 30 segundos:" si no te duele, no te operes".
- Mire usted, yo es que venía porque me duele el lateral de la rodilla, no el menisco.
- Como veas, si te duele te operas y si no, pues no pasa nada.
- Mire usted, es que la consulta es porque me duele en esta zona.
- Ya, ya...Bueno lo que usted decida.
Salí de la consulta como cuando tenemos una conversación de besugos, dónde nadie se entera de nada y que lo verdaderamente importante no se había tratado.
Tras esta historieta médica, de la cual, todo el mundo tiene bastantes, me dedico una semana más al reposo y me alivio algo. Comienzo a trotar y el dolor lateral es llevadero, ni grave ni moderado, liviano. Tengo movilidad perfecta en la rodilla, pero, eso sí, con dolor mantenido.
Pienso, que lo mejor es buscar otro especialista, y así lo hago con cita para finales de abril... ¿Y mientras? ¿ Más parón? ¿ Andar? ¿Bicicleta? ¿ Piscina? ¿Sofá y chicharrones?
¿Y si me voy a un trail liviano, divertido, corto para probar la rodilla?
La idea era probar un poco de realidad. Tenía claro que en el momento que tuviera una molestia que se saliera del umbral del dolor, me saldría de la carrera y me metería en un bar a tomarme una tapa y una cerveza a celebrar mi descalabro articular, si ocurriera.
Con esa premisa y con cero entrenamiento, me lanzo hacia la séptima edición del bonito Trail Moros y Cristianos en Benamahoma.
Bajada en Benamahoma
Imagen de Maribel Sánchez
Me despierto con "la suerte" de no tener molestias y prendo el camino hacia la Sierra, la cual estaba radiante tras las pasadas lluvias. La sierra gaditana, a día de hoy, está para abrazarla, besarla y perderse en ella, un espectáculo de color y olor.
De nuestro Club de Bajo Rendimiento solo asistió este que les escribe, el resto sigue sufriendo diversas patologías que ya se están convirtiendo en crónicas.
Recojo, dorsal y el ambiente es descomunal. La mascarilla para salida y masificaciones es un oídos sordos para todos y todas.
Para mi sorpresa me encuentro a mi amigo Mario y Eva, en cierta manera me da algo de tranquilidad encontrarme a alguien cercano, por si tengo que salir de allí listo de papeles.
30 Minutos para la salida
Ambiente descomunal
A punto de salir
Mario y el que les escribe
Comienza la prueba y sé a lo que voy. Voy a disfrutar de un trote tranquilo, voy a ir lo más pausado posible y a disfrutar del paraje. Fuera tiempos, fuera pulsos, solo dejarme llevar por la sensación que me pueda dar la rodilla y el cuidado de no meter la pata, nunca mejor dicho.
La bajada al pueblo la hice muy tranquila, nada de locuras de otros años. Al poco tiempo se formó un tapón algo inexplicable, nos llevó casi 4 minutos parados. Muchos se sofocaban y sufrían su propia queja, era comprensible, a mi me daba completamente igual, iba a lo que iba.
Inicios tranquilos y finales de igual manera
Colapso inusual en el inicio
Tras salir del pueblo, nos ponemos en marcha ascendente dirección a la zona cercana de Los Llanos del Campo. Segundo tapón en ascenso, este es lógico, coherente y pasa todos los años. Tras ello, ya noto como la rodilla comienza a tener esa ligera molestia lateral, llevadera.
Pelotón de subida inicial, intensa pero llevadera.
¿Se podrá disfrutar sin sufrir?
¡Seguro que sí!
Camino hacia los Llanos del Campo
Veo las primeras caídas, una chica viene de vuelta porque se dobló el tobillo y se le puso mirando a Ronda, otro cayó como una croqueta delante mía...Todas esas imágenes me provocan una mayor dosis de miedo, traducido en exceso de precaución, ahora más aún. Me voy fijando piedra por piedra, espacio por espacio para no darle mucho machaque a la pierna derecha. En un salto, esquivando una piedra piso un falso matorral donde debajo no hay nada, por eso es falso, y meto la pierna derecha, la que quiero proteger, en las profundidades del más allá. De forma malabarística estiro la pierna y evito el contacto de la rodilla con el suelo y con el apoyo del pie izquierdo y mano izquierda retomo mi cuerpo, para recuperar la carrera. Ni una más me dije.
Poco a poco me iba encontrando a Eva y Mario, Mario iba de acompañante de Eva, sino ya hubiera estado en el pueblo, ya que es un fuera de serie.
Momento para correr y estirar las piernas
Camino hacia un nuevo descenso
En el camino nos encontrábamos, charlábamos, hacía tonterías y me servían ambos de referencia. En las bajadas ellos me pasaban rápidamente, primero porque las bajadas las hacía prácticamente andando por miedo a fastidiarme la rodilla, y segundo, porque bajan mejor que yo. En las subidas o rectas, probaba correr o avanzar algo más rápido, tampoco mucho, y de nuevo los encontraba. También veía a Luisa de Gadeiras, iba a agarrotada, es extraña verla así a una fuera de serie.
Una amiga
Otra amiga
Para tumbarse y relajarse, ideal.
Eva en su paso.
Mi persona en mi paso.
Ideal para darse un carrerón rápido antes de subir.
Tras pasar los Llanos del Campo comienza una subida algo dura, para continuar con un descenso con tintes técnicos. El calor aprieta y la visera Tricaletera, en este caso amarilla, hace un buen trabajo para evitar, también, ponerme a vender cupones en la sierra, ya que el sol pegaba de lleno de muchísimos momentos, así que cojo y ciego, podría ser lo más parecido a Shakira, me falta sordomudo.
Consiguiendo metros en ascenso
Consiguiendo metros en ascenso
Tras la subida, retomando el aire
Paradas obligadas
El terreno estaba genial, algo de fango, pero no excesivo, el olor y el color provocaba mis paradas habituales para tomar algunas imágenes y acercarme a los animales.
La temperatura era perfecta para correr con lo justo de ropa.
Ya, en el descenso final, aflojo, no ha aumentado el dolor, pero tengo miedo, una "jartá". En la zona de pistas descendente camino ya a Benamahoma, donde siempre he ido como alma que lleva el diablo, puse el freno, me daba hasta rabia porque me encanta volar por esa zona, pero no debía, sería imprudente y peligroso por si me fallara la pierna.
A mi ritmo vi de nuevo a Mario y Eva, los alcancé y ya pensé engancharme para entrar dignamente con ellos dos. De esta manera, los tres, tranquilos, sin pausa, sin sofocones ni tiempos, entramos en meta con el mismo mérito y recorrido que otros años, con un crono aumentado respecto a años atrás, pero con la buena sensación de salir ileso y con pronóstico reservado para posteriores pruebas y consultas.
Tras la carrera, disfruté del entorno, del arroz, de la cerveza y de la charla con antiguos compañeros de la facultad, como María Alfonso, José Javier...
Aparcamientos salvajes
Gloria bendita
Eso sí, si algo se averío fue el coche en el Bosque, donde me quedé sin batería en una parada que hice, que todas averías sean esas.
Destacar, como hago cada año, dicha prueba, ya que sigue siendo una carrera ideal para comenzar en el mundo del trail. Espectacular en su entorno, perfectamente organizada, con buenos avituallamientos y con un ambiente sencillamente maravilloso. Enhorabuena de nuevo a NATURAVENTURA TRAIL SERIES.
17 km: 2 h:40 min.
Puesto 343 de 524 que finalizaron
Puesto 148 de 195 por categorías
Umbral aeróbico.